Una flotilla de barcos de guerra rusos, acompañada por un submarino nuclear, arribó este miércoles al puerto de La Habana, Cuba, donde permanecerán durante cuatro días, según anunciaron ambos países. Este despliegue naval incluye cuatro naves de la Flota del Norte de Rusia y se enmarca en el contexto de las históricas relaciones de amistad y cooperación internacional entre Cuba y Rusia, explicó Alexander Moiseev, comandante en jefe de la Armada rusa.
La flotilla, compuesta por la fragata Almirante Gorshkov, el buque cisterna de suministros Akademik Pashin, el remolcador de rescate Nikolai Chiker y el submarino nuclear Kazan, transitó por la costa este de Florida en su camino hacia Cuba, situándose a solo 145 kilómetros del territorio estadounidense. Las fuerzas aéreas y navales de Estados Unidos monitorearon este movimiento de cerca debido a la creciente tensión entre Moscú y Washington por la guerra en Ucrania.
La llegada de estas naves se produce en un momento crítico en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Recientemente, el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió sobre posibles represalias si los países occidentales suministran armas a Ucrania para ser usadas en suelo ruso. Esta advertencia sigue a la autorización del presidente Joe Biden para que las fuerzas ucranianas utilicen armas estadounidenses contra objetivos en Rusia, pero únicamente en zonas fronterizas.
Famil Ismailov, jefe del servicio ruso, indicó que la llegada de la flotilla rusa a La Habana es más un movimiento de propaganda que una amenaza militar real. «Es un claro movimiento de propaganda de Rusia para dejar claro que apoyan a Cuba en el ‘patio trasero’ de Estados Unidos», señaló Ismailov. La flota había estado realizando ejercicios navales en el Atlántico, practicando el uso de armas de misiles de alta precisión.